A quien se siente llamado por El Señor a ser monje en nuestra comunidad, cuyas características e identidad se presentan en esta página (ver pestaña: “Vocación Monástica”), les ofrecemos acompañamiento para discernir su posible vocación monástica mediante el proceso siguiente:

01

Inicialmente la acogida en nuestra casa como huésped para unos encuentros preliminares que favorezcan el mutuo conocimiento.

02

Luego, en calidad de aspirante, varias experiencias compartiendo la vida de la comunidad, empezando por algunas cortas, de una semana, dos semanas, hasta una de tres meses continuos, haciendo antes una estadía de un mes.

03

Después de este acercamiento, que habrá dado elementos suficientes para un discernimiento inicial, el candidato se integra a la comunidad ingresando como postulante. Durante un año (mínimo, o más si se ve necesario), compartiendo el día a día con los hermanos de la comunidad, el postulante recibirá ayuda para profundizar en su formación cristiana fundamental y será iniciado en el sentido de esta vocación específica, mediante su integración en la observancia monástica cotidiana y la reflexión sobre la misma.

04

Con el rito de iniciación monástica, que incluye la “toma de hábito”, se empieza la etapa del noviciado, que dura un año y medio o dos. Durante este tiempo el hermano novicio continúa en la profundización de su vida de fe por el acercamiento cuidado a la Sagrada Escritura y la Liturgia, y emprende el estudio de la Regla de San Benito y la tradición monástica, su historia y espiritualidad. Toda esta reflexión le ayudará a continuar su discernimiento vocacional y lo preparará para su primera profesión.

05

Al término del noviciado el hermano hace profesión de vida monástica, obediencia y estabilidad según la Regla de San Benito, por tres años. La promesa de “vida monástica” o “conversión de costumbres”, incluye la castidad, la pobreza, el silencio, la sobriedad, la primacía de la oración, y los demás elementos que señalan la Regla y la Tradición como constitutivos de la identidad del monje. El tiempo de profesión temporal o juniorado puede prolongarse más de tres años, según se discierna el proceso de cada hermano.

06

Terminada la etapa de juniorado el monje hace su profesión solemne y definitiva y recibe la consagración monástica, quedando así ligado para toda la vida a la comunidad con la cual seguirá viviendo su búsqueda de Dios.

07

Durante todo el tiempo antes de la profesión solemne el monje ha recibido la formación necesaria para insertarse en la corriente viva de la tradición monástica, e igualmente la formación teológica inicial. Una y otra continúan durante toda la vida a un ritmo distinto del que se observa en la formación inicial; esta formación permanente es necesaria para alimentar la vida espiritual y la comunión con El Señor y los hermanos, con la historia y la creación, como ya antes se ha anotado.

08

La comunidad necesita en su seno la presencia de sacerdotes, para el ministerio en medio de los hermanos monjes y para el servicio de la comunidad eclesial que frecuenta el monasterio, ya sean visitantes ocasionales o huéspedes. Siguiendo las indicaciones de San Benito en la Regla, cuando la comunidad discierne la necesidad de otro hermano sacerdote, llama, a través del Abad, a uno de sus miembros a la ordenación sacerdotal. No todos los monjes son sacerdotes; aunque todos reciban igual formación monástica y teológica, ésta no se da en función exclusiva del sacerdocio. El Señor mostrará en el discernimiento comunitario a quién quiere confiar este ministerio.

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